martes, 16 de diciembre de 2008

NAVIDADES

De nuevo nos tenemos que despedir.
Pero si nos fijamos bien, este pequeño descanso es mucho mejor por tres razones muy importantes.
Primera: porque este descanso es de unas cuatro semanas aproximadamente y no son tan largas como las del verano.
Segundo: Porque llegan unas fiestas en las que todos nos lo pasamos tan bien y disfrutamos con la familia con comidas y cenas muy ricas, hay actos festivos, muchos Belenes (hay Belenes) me recuerdan a mi madre, que aunque todos estemos allí que no hay sitio, mi madre se ha empeñado en poner el Belén de Navidad.
Luego también tenemos los Villancicos y los regalos de Navidad, aunque con los regalos siempre sale algún que otro tacaño, que espero que no sean ustedes.
Tercero: Porque es la Navidad.
Espero que todos lo pasemos muy bien en estas fiestas y digamos muy fuerte ¡FELIZ NAVIDAD!¡FELIZ AÑO NUEVO 2009!
Y nosotros volveremos el 12 de Enero con el gran rosco de Reyes.

LA NOCHEBUENA

LA NOCHEBUNA

-El día de la nochebuena había un nubarrón, lo que suponía una tormenta segura. La nochebuena se iba a celebrar en la cabaña de mi abuelo Paco. La cabaña estaba situada en el bosque. Al llegar, vimos la piña de la verdad. Se le llamaba así, porque se decía, que si la veías en nochebuena, no podías decir mentiras, en su presencia. Si las decías (como si la piña no estaba) la maldición de Papá Noel, caía sobre los regalos navideños.
Ya no era sorpresa, si no terrorífico, pues muy excesivo se convertía en un vicio, y terminabas loco durante dos años seguidos.
Comenzamos a cenar a las diez de la noche y el carnívoro de mi primo, se comió tres octavos de carne.
Durante la cena el invierno nos trajo una nevada crucia, y hasta en el tendido eléctrico quedo algo de nieve.
La cena la acabamos a la una de la madrugada (hora en la que fuimos a por los regalos).
A mi tío Pepe le trajo una televisión de plasma, a mi tío Luis un ordenador portátil, a mi tío Oscar un DVD, a mi tía Marisa una lavadora, a mi tía Paca un lavavajillas, a mi abuelo Paco un perro, a mi primo Daniel un juego de fútbol, a mi padre Samuel un coche de siete plazas, a mi madre Luisa un armario (para dejar los libros) y a Miguel (que soy yo) otro juego de fútbol.
Echamos un pinchazo (un juego de cartas) pero la partida se tuvo que parar, porque el fuego del fogón toco un trozo de madera y casi provoca un incendio.
Al final jugamos a adivinar palabras del juego el Reino Animal.
Nos despedimos con un claro ¡FELIZ NAVIDAD!

FIN